Desde hace varias semanas, los diferentes niveles estatales vienen advirtiendo lo que significa el virus COVID-19 e implementando distintas medidas para evitar la propagación del mismo en la sociedad.
Se comenzó con el cierre de fronteras, con capacitación y adecuación del área de salud, se solicitó a la ciudadanía que trataran de salir lo menos posible de sus casas. También se suspendieron las clases, y todos los eventos que significaran la aglomeración de personas, hasta finalmente llegar al aislamiento social, preventivo y obligatorios.
Sin embargo, no todos tomaron magnitud lo que sucede y podría suceder, e incluso, se llegó a visualizar una “psicosis social” como describió Alberto Fernández, y hemos visto supermercados con aglomeración de personas e incluso, vaciando góndolas, en un intento desenfrenado de abastecerse. Existe la incertidumbre, pero debemos ser cautelosos en estos tiempos.
Para entender la situación actual, es necesario comenzar a definir en qué situación está el país entero: prevención y contención del virus. Con esto se quiere decir, que por el momento no existe el “contagio social” y estamos a tiempo de frenarlo lo más que se pueda.
Como vemos, países del primer mundo se han visto colapsados, sin poder frenar la gran expansión de la infección, llegando a situaciones catastróficas. Ese, es nuestro primer ejemplo de la gravedad que puede significar.
Como se sabe, y bien mencionó anoche Alberto Fernández, la propagación del virus será inevitable, pero sí existe una manera de ralentizarlo. Y acá está la urgencia de que cada uno como ciudadano seamos respetuosos a la hora de aceptarlas y llevarlas adelante: evitar que nuestros sistemas, estructuras y equipamientos de salud no colapsen. Hace un tiempo venimos viendo cómo eso sucede en otros puntos del mundo, y cómo es enorme el esfuerzo para tratar de atender esta urgencia lo mejor posible, atender a cada individuo y poder brindar la atención que necesitan: esfuerzo, que a pesar de ser inmenso, no es suficiente.
Hugo Pizzi, médico infectólogo (Mp 14125), fue contundente al declarar que “la pandemia ha demostrado que ninguno sistema de salud está preparado”, considerando lo sucedido en otros países más desarrollados, “por eso la advertencia es la responsabilidad del gobierno y del ciudadano. Si cambiamos la actitud, si la sociedad cambia la actitud vamos a sortear esta pandemia. Si sigue indolente e imprudente las angustias que vamos a recibir van a ser inmensas”.
Pizzi por otro lado, manifestó que esta medida es la correcta, sobre todo al ver “la imprudencia de las personas” y destacó que “la actitud de la gente me tiene totalmente confundido”, ya que no está cumpliendo con las recomendaciones.
Se sabe que no hay cura para el coronavirus, y se sabe que en estos días no existe antibiótico para combatirlo, sólo atender a los síntomas y en casos de gravedad, la utilización de oxígeno. Por eso es tan importante las acciones colectivas: el motor humano, es el único capaz de ponerle límites y de proteger a cada hospital.
Preocupado por la situación, el Dr. destacó: “acá el problema no es hoy, es lo que va a pasar la primera semana de abril, por eso tenemos que hacer esto hoy, tenemos que ser respetuosos hasta ver cómo el panorama se arregla”. Además recalcó: “fundamentalmente sean solidarios con su comunidad porque es la única forma que tenemos hoy de frenar esta pandemia. Es la única solución que tenemos hoy”.
Cuando se llama a la solidaridad y al compromiso social, es para cuidarnos, para cuidar a los más vulnerables, que en caso de enfermarse necesitarán de un servicio de salud que pueda atenderlos, tratarlos, contenerlos y acompañarlos para salvar la vida de esa persona. Los llamados “sanos”, no tendremos grandes dificultades para enfrentarlo, según informan los médicos de nuestra sociedad.
Como dijo Fernández, nos encontramos ante un “enemigo invisible”, que no puede detectarse a tiempo. Este virus circulando alrededor del mundo, tiene por característica que: no hace falta tener síntomas para ser contagioso, sino que una persona, sin síntomas, sin encontrarse infectada, puede ser la transmisora de esto sin saberlo. Ese silencio con el que se mueve y ese alto nivel de contagio es lo que lo hace peligroso. De ahí la gran insistencia de prevenir con cuidados de higiene, con el distanciamiento social sobre todo, y el pedido inalcanzable de quedarnos en casa.
Las salidas para poder abastecernos de productos de primera necesidad, también deben ser responsables, evitando la aglomeración de personas, no ir acompañados, no llevar niños ni personas de edad avanzada, las embarazadas no recurrir, ni tampoco las personas catalogadas bajo “riesgo”.
En resumidas cuentas, aún estamos a tiempo de actuar para que esta situación sea lo más lenta y leve posible, como una forma de ayudarnos entre todos, de ayudar a la estructura sanitaria, de ayudar a quienes tenemos al lado, y de ayudar a todos los médicos de nuestro país, quienes hoy, serán también quienes fundamentalmente nos ayuden a salir adelante, sea cual sea, la magnitud con la que se dé.
Depende de todos. Seamos solidarios, seamos responsables y seamos concientes.