A lo largo de nuestra experiencia ocurren diversos eventos ante los cuales no podemos o sabemos afrontarlos adecuadamente, en ese momento sentimos determinadas emociones, estas son las que dejan huellas en nuestro registro corporal.
Aquello que no podemos expresar con palabras, se manifiesta de manera directa en en el cuerpo, siendo la manera más primitiva de comunicarlo, a esto es lo denomina como “enfermedades psicosomáticas”, las cuales son alteraciones en la relación mente-cuerpo que modifican el equilibrio fisiológicos debido a causas psicológicas.
Al reprimir las emociones se genera un bloqueo energético emocional formando mediante el dolor una “coraza” , que nos permite protegernos de las amenazas del medio externo.
Cada segmento del cuerpo comprende una significación emocional particular. Diversas investigaciones han probado que el dolor crónico no solo es producto de una lesión física, sino que puede darse por el constante sometimiento al estrés y la depresión.
En el libro “La conexión cuerpo mente”, Debbie Shapiro explica cómo entender el lenguaje psicosomático, donde debemos aprender a decodificar nuestro conflicto interno para poder poder transformarlo y reintegrarlo a nuestra vida en forma de curación.
Cabeza. Es nuestro centro de comunicación, el lugar desde donde conectamos con el mundo. Si nos duele, es porque sus arterias se han estrangulado y aceleran el pulso sanguíneo. La sangre transporta nuestros sentimientos (amor, aceptación, ira, odio o rechazo) y a través de las arterias y las venas damos y recibimos amor. El estrangulamiento de las venas de la cabeza suele indicar, por consiguiente, una incapacidad para expresar o recibir esos sentimientos.
Cuello
El cuello permite la comunicación entre la parte racional y la emocional . La tensión en el cuello no siempre es producto de un mal movimiento o un esfuerzo físico. De hecho, cuando se da de forma continua es porque hay un fuerte sentimiento de culpa o autorecriminación. Un cuello con poca movilidad indica la imposibilidad de ver en todas direcciones: se trata de una visión muy rígida y limitada, que supone obstinación y una mentalidad estrecha. Puede, también, constituir una reacción a un estrés extremo que nos inculca el deseo de encerrarnos y limitarnos.
De ser así, lo mejor es identificar cuáles son esas cosas que nos están provocando tales sentimientos y buscar el perdón.
Espalda. Es un espacio donde se mezclan símbolos y significados. Ahí es donde dejamos todo lo que no queremos ver o mostrar a los demás: es el lugar en el que enterramos sentimientos y experiencias que nos han causado daño o confusión. Por otra parte, contiene la columna vertebral, el elemento más importante de toda la estructura psicosomática, el pilar que sustenta nuestro ser y sobre el que se asienta el resto del cuerpo. El dolor de espalda indica un deseo de evadirse de algo, de volver la espalda a ello; o bien necesitamos librarnos de “un peso” que cargamos sobre ella.
Estomago. Todos los problemas del estómago se relacionan en forma directa con la dificultad para aceptar o digerir a una persona o a un acontecimiento, por ello es conocido como “el gran asimilador”.
La persona que los padece manifiesta intolerancia y temor ante lo que no es de su agrado. Se resiste a las ideas nuevas, sobre todo a las que no proceden de ella. Tiene dificultad para adaptarse a alguien o a algo que va contra sus planes, sus hábitos y su manera de vivir. Tiene un crítico interior muy fuerte que le impide ceder y dejar hablar a su corazón, al cual no quiere aceptar incondicionalmente.
Alergias. Es una respuesta hiperactiva por parte del sistema inmunológico a un agente externo; esta respuesta se deriva de una causa interna. ¿A qué somos realmente alérgicos? O ¿ante qué reaccionamos de un modo hiperactivo? ¿Qué origina de verdad esa irritación y la fuerte respuesta emotiva de nuestro organismo? Las alergias tienden a indicar un nivel profundo de temor, un miedo a participar plenamente de la vida o a despojarse de las ayudas para ser autosuficientes. Además, ¿nos servimos de una alergia para conseguir cariño?
Corazón. Como centro del amor y núcleo de nuestras emociones, se asocia a toda la gama de sentimientos. Los ataques al corazón son una situación desesperada a través de la cual el cuerpo nos advierte que hemos ido demasiado lejos, que estamos prestando demasiada atención a aspectos materiales o que estamos luchando por conseguir algo de escaso valor real y no dedicamos suficiente atención a la familia o a los afectos.
Hipertensión. El exceso de tensión emocional se debe, con frecuencia, a una alta presión sanguínea o una tensión nerviosa intensa. La causa reside en un profundo temor y falta de confianza, la sensación de que corremos peligro constante y debemos estar alerta. Esto puede atribuirse a alguna experiencia traumática en el pasado. Una respiración profunda y una total relajación son esenciales.
Infecciones urinarias (cistitis). Se debe a una falta de expresión de los sentimientos negativos que tienen que ver con las relaciones (un 80% de los casos de cistitis se manifiestan en un momento de ruptura), así como a los temores y conflictos conectados con el renacimiento del propio ser más allá de las relaciones con los demás.
Pies. Son el medio que nos permite guardar la estabilidad, avanzar y sentirnos seguros en la relación con el mundo. Los problemas en los pies indican un conflicto en la dirección y en la producción de movimiento, así como una falta de seguridad y estabilidad en nuestro entorno.
La clave para poder vivir mejor es reconocer esas emociones para poder liberarlas y lograr el equilibrio bio-psico-social. Aprende a escuchar tu cuerpo.
Nadia Batistutta.